Covid-19 ha llegado para quedarse

Seguimos en la carrera por la supervivencia

Pedro Luis Martín Olivares -Ya hace más de un mes el tema principal que ocupa nuestras páginas es el terrible virus Covid-19, muchos de nosotros hemos sido presa del pánico y muchos otros hemos tratado de continuar nuestra vida entre las vicisitudes de los protocolos de seguridad.

El coronavirus ha “Recalculado” nuestra vida tal como lo ha hecho el GPS de nuestro vehículo, cada vez que hemos perdido nuestro rumbo.     

La rápida propagación de la pandemia, pese a los esfuerzos gubernamentales de cada país, ha sobrepasado todo escenario inimaginable, en febrero la Organización Mundial de la Salud contabilizo más de 2.000 casos, para finales del mes de junio la cuenta diaria supero los 190.000 casos, según datos de los expertos. Curiosamente los casos no han dejado de aumentar, en países donde se consideraba que estaba neutralizada la enfermedad y las medidas restrictivas han sido flexibilizadas, los niveles de contagios han ascendido como la espuma. ¿Una segunda ola de contagios? O realmente seguimos siendo vulnerables y nos encontramos experimentado la continuidad del primer brote.

Cuantas madres o padres durante meses literalmente se halaron los cabellos, tratando de crear rutinas y retomando material escolar que yacían bajo millones de partículas de olvido muy dentro de las capas más profundas de sus cortezas cerebrales. Abogados, médicos, comunicadores sociales, padres que hace más de 3 meses llevaban a sus hijos a la puerta del colegio todos los días y los despedían con un entusiasta beso, se vieron inmersos en traumáticas tareas escolares. 

No ha habido medida efectiva que neutralice los contagios, se estima que más de 10 millones de personas han sido infectadas. Parques infantiles, restaurantes, complejos turísticos, playas, aeropuertos, lugares que pareciera, fue ayer, estaban repletos, llenos de niños, padres, abuelos, familias enteras, hombres de negocios, hasta mascotas todos ocupando su espacio dentro de este ajetreado mundo. Ahora estas locaciones parecen una lúgubre escena del documental de Chernóbil en HBO. 

Escenarios que con el paso de los meses, los líderes mundiales han tratado de suavizar, pero, pocos lo han logrado con éxito, Estados Unidos, en medio de los consejos un tanto peligrosos del Presidente Trump, el levantamiento de las medidas de aislamiento comunitario y la resistencia a su aplicación, corre el riesgo de perder el control, situación similar vive  América Latina y el sur de Asia. Europa todavía se encuentra en el campo de batalla,  países que han sido capaces de contener el virus como China o Corea del Norte, que además son optimistas en cuento su incursión a una nueva realidad, han incorporado a su cotidianidad el uso de máscaras, así como una campaña permanente de supervivencia, mientras no se encuentre una vacuna, la humanidad seguirá siendo vulnerable.

Un informe emitido por el Instituto Tecnológico de Massachusetts, basado en un trabajo de investigación que abarco más de 84 países, estableció que por cada caso registrado, se dejan de registrar una docena y por la rápida dinámica de la enfermedad existe un número elevado de casos que se atribuye erróneamente a otras causas. Se estima que el número total de casos aumentará entre 200 y 600 millones en marzo del año próximo. Para ese momento, es probable que más de 3.7 millones de personas hayan fallecido e incluso para esa fecha, más del 90% de la población mundial seguirá siendo frágil ante la infección.

Es probable que en tu vida no falte un protocolo, que no puedas ingresar al centro comercial sin que te tomen la temperatura, al cine sin máscara, o materializar una cena romántica bajo la luz de la luna en un bello restaurante en el Hatillo, es posible que esto no suceda, ni ir a la playa o al gimnasio, antes de que haya una vacuna. Pero nuestra nueva vida, nuestra nueva realidad va a depender mucho de cómo la sociedad maneje la enfermedad. Sin embargo, los expertos entienden como detener el virus. Ciertamente hay quienes son más vulnerables, los pobres, los ancianos, las personas que presentan cuadros clínicos comprometidos. 

Pero la recomendación para neutralizar el virus en todos los casos es la misma, cambio de comportamiento, pruebas, rastreo y aislamiento. La salud no tiene que ser cara, Dharavi, un barrio pobre de 850,000 personas en Mumbai, controló un brote. Se debe ser coherente, eficiente y sobre todo mantener una línea clara en las políticas públicas. Los presidentes y Primer ministros del mundo deben colocar en una balanza las prioridades de su nación y como quieren ser recordados en la historia.  En países como Estados Unidos, Irán, Gran Bretaña, Rusia y Brasil, los cuales tienen el mayor número de casos, sus líderes redujeron al mínimo la amenaza, vacilaron, emitieron malos consejos o parecían más interesados en su propia fortuna política que en su país.

Es mucho lo que se ha avanzado, los tratamientos han mejorado, mucho se debe a la investigación y al trato con los pacientes. Ya no todo es ensayo y error, en marzo, era muy difícil imaginar cómo, pero se ha aprendido a lidiar con la enfermedad. De hecho, un mejor tratamiento ayuda a explicar por qué la proporción de pacientes hospitalizados que ingresaron en cuidados intensivos cayó en Gran Bretaña del 12% a fines de marzo al 4% a mediados y finales de mayo.

En cuanto a economía, el J.P Morgan estima que la disminución de pico a mínimo en la primera mitad del año en las 39 principales economías será de alrededor del 10% del PIB. Los niveles de adaptación han superado las expectativas, tanto empleadores como trabajadores han descubierto habilidades que desconocían tener, entre las largas reuniones en Zoom, las tareas domésticas y las multiplex actividades que ocupan sus día a día, se han reinventado. En China, Starbucks diseñó pedidos «sin contacto», reduciendo el tiempo que los clientes pasan en sus cafeterías. Las cadenas de suministro que lucharon duro al principio ahora funcionan sin problemas. Las fábricas han encontrado formas de escalonar los turnos, proteger al personal detrás del plástico y cambiar los patrones de trabajo para minimizar el contacto personal.

El problema es que, sin una cura o una vacuna, la contención depende de que las personas aprendan a cambiar su comportamiento. Después del pánico inicial de Covid-19, muchos se están desencantando y resistiendo. Las máscaras ayudan a detener la enfermedad, pero en Europa y América algunos se niegan a usarlas. Lavarse bien las manos mata el virus, pero ¿quién no ha vuelto a caer en los viejos hábitos? Las fiestas son peligrosas, pero los jóvenes encerrados durante meses han desarrollado una actitud difícil de manejar. 

No es lo mismo ver una película en casa o pagar por la comida para llevar, que probablemente llegue fría. Este virus, el  Covid-19 todavía estará aquí por un tiempo. Pero hay que reducir la ansiedad y el estrés sobre lo desconocido, la innovación será la fortaleza de aquellos sobrevivientes que están creando una economía del 90%. Muchas personas enfermarán y otras morirán. Es posible que ya estés cansado del encierro, que necesites dinero, que te sientas agobiado por la situación. Pero tú debes decidir si quieres formar parte de la estadística, o vas seguir haciendo tu vida por más limitada que sea. 

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Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanzas

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