Incidencia de las redes sociales en el pánico bancario

Pedro Luis Martín Olivares – La agitación bancaria que ha enviado a un grupo importante de prestamistas estadounidenses y europeos a una situación crítica en las últimas semanas tiene una nueva característica.

El uso de las redes sociales y las aplicaciones de mensajería, que difunden información a la velocidad de la luz a un grupo cada vez mayor de personas que se asustan, marca una ruptura con las crisis pasadas. Mientras tanto, las nuevas herramientas de finanzas digitales permiten a los depositantes nerviosos retirar fondos tan pronto como se les ocurre la idea, ya sea desde oficinas en San Francisco o en cualquier lugar por muy apartado que sea.

Después de la caída de Silicon Valley Bank, es comprensible que la idea de corridas bancarias más rápidas esté causando preocupación entre analistas y legisladores. Sin embargo, la ola de nueva tecnología en la última década no es de ninguna manera la primera en cambiar el comportamiento. Los ejemplos anteriores sugieren algo así como un patrón: las innovaciones inicialmente ayudan a facilitar un auge, contribuyendo a la exuberancia basada en un sentido de posibilidad futurista, antes de acelerar y magnificar la caída final. La historia también sugiere que los cambios tecnológicos recientes pueden tener un impacto más profundo, remodelando los mercados también a largo plazo.

 

Desde la década de 1840 en adelante, Estados Unidos estuvo cubierto por el telégrafo eléctrico, que transmitía mensajes por cables aéreos, conectando mercados financieros previamente dispares en Boston, Chicago, Nueva York y Filadelfia. En 1866 también se hizo posible una comunicación fiable entre América y Europa, gracias a un cable telegráfico submarino. Los historiadores dan crédito a estos nuevos métodos de transmisión de información financiera por suavizar las ineficiencias en los precios. La brecha entre los precios del algodón estadounidense y británico se redujo en un tercio, por ejemplo, y la volatilidad también disminuyó. La nueva forma de comunicación fue lo suficientemente significativa como para dejar un legado. Entre los comerciantes de divisas, el tipo de cambio entre la libra esterlina y el dólar todavía se conoce informalmente como «cable».

Pero la eficiencia a menudo tiene un costo. En el siglo XIX, la comunicación por cable era costosa y limitada, y la información recibida corría el riesgo de ser manipulada por quienes la transmitían. Durante el pánico de 1873, los corresponsales de grupos económicos especializados iban y venían sobre si los efectos debilitantes de las nuevas tecnologías, que propagaban el pánico de un mercado a otro, superaban los aspectos positivos. Un siglo después, la nueva tecnología volvió a provocar preocupaciones durante la caída del mercado en octubre de 1987. La Comisión Brady, que más tarde investigó la caída en Estados Unidos, descubrió que la comunicación electrónica a través de las fronteras exacerbaba los problemas. Los comerciantes y los reguladores creían que estaban en los mercados nacionales más aislados del pasado.

Sin embargo, el efecto que tienen los avances tecnológicos en las crisis bancarias es solo una de las formas en que transforman los mercados financieros. John Handel, un historiador económico de la Universidad de Virginia, señala que el uso cada vez más generalizado de la cinta de teletipo, una forma más avanzada de mensajes transmitidos por telégrafo, en las finanzas de finales del siglo XIX mejoró el poder de las instituciones que la monopolizaban. La Bolsa de Valores de Londres y la Exchange Telegraph Company, que tenía licencia para transmitir datos de la bolsa, fueron los beneficiarios. Esto ayudó a formalizar el papel de las bolsas de valores en los mercados financieros mundiales.

Históricamente, los bancos se han beneficiado de los altos costos de transacción y la poca educación financiera de los clientes, lo que en conjunto ha evitado que los depositantes transfieran demasiado dinero a fondos del mercado monetario de mayor rendimiento. Hoy, la nueva tecnología de comunicaciones y las finanzas digitales significan que la población inversora es más consciente de las alternativas a los depósitos bancarios y tiene más oportunidades de invertir en ellas. Investigaciones recientes realizadas por académicos de las universidades de Columbia, Pekín y Stanford señalan que los bancos chinos donde los depositantes tienen más exposición a Yu’ebao, una plataforma de inversión en línea que ofrece inversiones en fondos del mercado monetario, ven más retiros de los clientes. La nueva tecnología podría haber ayudado a facilitar el aumento de casi $300 mil millones en los fondos del mercado monetario estadounidense en marzo, desestabilizando aún más a los bancos.

La innovación ha acelerado las oscilaciones repentinas del mercado, truncando pánicos que habrían tomado meses en el siglo XIX a semanas. En la era moderna, los plazos se han reducido aún más, de semanas a días o incluso horas. Sin embargo, esta puede resultar ser solo una de las formas en que el comercio sin fricciones y la información de libre acceso, de diversa calidad, afectarán las finanzas en los años venideros. Las ganancias que los bancos han disfrutado durante décadas, o siglos, gracias a los altos costos de transacción y la baja educación financiera también podrían volverse más difíciles de sostener.

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Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanzas

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