El futuro sigue siendo incierto: El mercado vs. la economía real

Pedro Luis Martín Olivares - El futuro sigue siendo incierto: El mercado vs. la economía real
Pedro Luis Martín Olivares - El futuro sigue siendo incierto: El mercado vs. la economía real

Pedro Luis Martín Olivares – Hace pocos días William Delwich, estratega de inversiones de Baird escribió, “el camino por delante es probable que sea difícil, quizás más difícil de lo que esperaba el mercado”. La historia de la bolsa está llena de drama: la crisis de 1929, el lunes negro en 1987 cuando los precios de las acciones perdieron un 20% en un día y la manía de las puntocom en 1999. Con tales precedentes, nada debería sorprendernos, pero las últimas ocho semanas han sido notables. En el mes de abril, los precios al consumidor excluyendo los precios volátiles de los alimentos y energía, registraron su colapso más profundo desde 1957, la producción cayó un 11,2%, la mayor caída registrada en los 101 años de la historia del índice; la industria manufacturera cayó 13,7%  y las ventas minoristas sufrieron un descenso de 16,6%.

Un informe presentado el jueves mostró que casi 3 millones de trabajadores estadounidenses han solicitado los beneficios de desempleo. Eso lleva a un total de aproximadamente 36 millones, en los dos meses transcurridos desde que la pandemia provocó órdenes generalizadas de que la gente se quedara en casa y que las empresas cerraran. Aunado a esto, las preocupaciones sobre el reavivamiento de las tensiones con China también han afectado los mercados, situación que había generado estragos en la economía global antes de la pandemia.

Es normal preguntarse día tras día, si es posible una pronta recuperación. Pero el futuro es incierto, algunos inversionistas se sorprendieron por las ganancias del mercado de valores, se ha visto como una venta masiva de acciones ha sido seguida por una delirante recuperación en Estados Unidos. Entre el 19 de febrero y el 23 de marzo, el índice S & P 500 perdió un tercio de su valor. Para el mes de abril aumento un 13% y  continúo aumentando en la primera quincena de mayo. Y entonces ¿Por qué la brecha entre el mercado y el desempeño económico es tan amplia? Pudiese existir varias razones, no obstante, una de las fuerzas más poderosas que esta impulsan los mercados es esta inyección masiva de liquidez tanto de la Reserva Federal como del Congreso.

El balance de la Reserva Federal ha crecido exponencialmente, superando los $ 6,7 billones a partir del 6 de mayo, ya que el banco central compró valores en un esfuerzo por respaldar los precios e inundar los mercados con efectivo. Mientras tanto, el Congreso ha reaccionado a la pandemia de COVID-19 distribuyendo más de $ 2.5 billones, en tres fases separadas, a contribuyentes y empresas en forma de pagos de ayuda directa, préstamos y subvenciones.

No todos han reaccionado de la misma manera. La situación contrasta con los mercados de otros lugares. Las acciones en Gran Bretaña y Europa continental, por ejemplo, se han recuperado más lentamente. Ciertamente, no todo es color de rosa, las heridas de la crisis financiera de 2007-09 se están reabriendo. «Esta es la segunda vez que les rescatamos el trasero», se quejó Joe Biden, el candidato presidencial demócrata, el mes pasado. La batalla sobre quién paga por las cargas fiscales de la pandemia apenas está comenzando. En la trayectoria actual, es probable una reacción violenta contra las grandes empresas.

Por otra parte, gran parte al mejoramiento del estado de ánimo se debe a que la FED, que ha actuado de manera más dramática que otros bancos centrales, compró activos en una escala inimaginable. Está comprometida a comprar aún más deuda corporativa, incluidos los bonos «basura» de alto rendimiento. El mercado de nuevas emisiones de bonos corporativos, que se congeló en febrero, ha sido reabierto. Las compañías han emitido $560 mil millones en bonos en las últimas seis semanas, el doble del nivel normal. Incluso las empresas de líneas de cruceros han sido capaces de recaudar efectivo, aunque a un alto precio. Se ha evitado una cascada de quiebras en grandes empresas.

La FED tiene pocas opciones: una carrera en el mercado de bonos corporativos empeoraría una profunda recesión. Los inversores lo han animado acumulando acciones. No tienen otro lugar bueno para poner su efectivo. Los rendimientos de los bonos del gobierno son apenas positivos en Estados Unidos. Son negativos en Japón y gran parte de Europa. Es muy probable, que se pierda dinero si se mantienen hasta su vencimiento, y si la inflación aumenta, las pérdidas serían dolorosas. Entonces las acciones son atractivas. A fines de marzo, los precios habían caído lo suficiente como para tentar a los más valientes. Se animaron con la observación de que gran parte del valor del mercado de valores está vinculado a las ganancias que se obtendrán mucho después de que la caída de Covid-19 haya dado paso a la recuperación.

Sin embargo, el reciente aumento en los precios de las acciones ha sido desigual. Incluso antes de la pandemia, el mercado era desigual, y se ha vuelto más grave. El desenvolvimiento económico en Gran Bretaña y Europa continental, repletos de industrias problemáticas como la fabricación de automóviles, la banca y la energía, se ha rezagado, y hay nervios renovados por la moneda única. En Estados Unidos, los inversores han puesto aún más fe en un pequeño grupo de amantes de la tecnología: Alphabet, Amazon, Apple, Facebook y Microsoft, que ahora representan una quinta parte del índice S & P 500.

Es primordial para los administradores de activos poner el dinero a trabajar lo mejor que puedan. Pero hay algo mal con la rapidez con que se han movido los precios de las acciones y hacia dónde han regresado. Las acciones estadounidenses ahora son más altas que en agosto. Esto parecería implicar que el comercio y la economía en general pueden reaccionar de maneras adversas. Existen innumerables amenazas para tal perspectiva, pero tres se destacan.

El primero es el riesgo de una réplica. Es completamente posible que haya una segunda ola de infecciones. Y también hay que lidiar con las consecuencias de una fuerte recesión. Muchos jefes individuales esperan que la despiadada reducción de costos pueda ayudar a proteger sus márgenes y pagar las deudas acumuladas durante el permiso. Pero en conjunto, esta austeridad corporativa deprimirá la demanda. El resultado probable es una economía del 90%, pero como se ha dicho en artículos anteriores, esto no sugiere a que todo esté funcionando bien.

Un segundo peligro a tener en cuenta es el fraude. Los auges extendidos tienden a fomentar un comportamiento cambiante, y la expansión antes del Covid-19 fue la más larga registrada. Años de dinero barato e ingeniería financiera significan que las travesuras contables ahora pueden quedar al descubierto. Ya ha habido dos escándalos notables en Asia en las últimas semanas, en Luckin Coffee, un aspirante a Starbucks chino, y Hin Leong, un comerciante de energía de Singapur que han estado ocultando pérdidas gigantes. Un gran fraude o colapso corporativo en Estados Unidos podría sacudir la confianza de los mercados, al igual que la desaparición de Enron destrozó los nervios de los inversores en 2001 y Lehman Brothers lideró el mercado de valores en 2008.

El riesgo más ignorado es el de una reacción política. La caída perjudicará a las empresas más pequeñas y dejará a los sobrevivientes corporativos más grandes en una posición más fuerte, aumentando la concentración de algunas industrias que ya eran un problema antes de la pandemia. Una crisis exige sacrificio y dejará una gran factura. El clamor por la recuperación de la inversión solo aumentará si las grandes empresas acapararon más de su parte de los subsidios que se ofrecen. Es fácil imaginar impuestos inesperados en las industrias rescatadas, o una fuerte reversión de la caída constante en la tasa legal de impuestos corporativos federales, que cayó al 21% en 2017 después de las reformas fiscales del presidente Donald Trump, desde un promedio a largo plazo de más del 30%. Algunos demócratas quieren limitar las fusiones y evitar que las empresas devuelvan efectivo a sus propietarios.

Por ahora, los inversores de capital juzgan que la FED les respalde. El futuro sigue siendo incierto, pero el estado de ánimo de los mercados puede cambiar repentinamente, como una montaña rusa y así lo han demostrado un par de meses extraordinarios. Lo que sí es seguro, que este drama bursátil tiene algunos actos más todavía.

Sabías que puedes leer este artículo  y otros en Telegram
Telegram Messenger 1 - Black Friday: ofertas para la comunidad de Bitcoin y criptomonedas

Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanzas

Sé el primero en comentar en «El futuro sigue siendo incierto: El mercado vs. la economía real»

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


*