Economía animal – Las negociaciones en el mundo de los simios

Los monos de los templos balineses son ladrones sofisticados: roban para negociar

Pedro Luis Martín Olivares – Se hizo un experimento en el templo de Uluwatu en Bali. Los macacos de cola larga son ampliamente conocidos como ladrones. Desde tiempos inmemoriales, se han ganado la vida robando a los visitantes sus posesiones y luego reteniendo esos objetos como rehenes hasta que se paga un rescate en forma de comida. Eso es bastante inteligente. Pero Jean-Baptiste Leca, de la Universidad de Lethbridge, en Canadá, se preguntó si estos monos son aún más inteligentes. A veces, no aceptan la primera oferta y esperan más. Por lo tanto, se preguntó si eran capaces de evaluar el valor de un objeto para su propietario e incluirlo en sus negociaciones.

Los experimentos de laboratorio llevados a cabo en el pasado con varias especies de monos y simios sugieren que estos primates pueden, de hecho, asignar un valor a algo intrínsecamente inútil para ellos, como un mostrador de plástico coloreado, al aprender que las fichas de este tipo pueden intercambiarse por comida, y que diferentes tipos de fichas traen diferentes recompensas, no todas ellas igualmente valoradas por el animal, como por ejemplo una uva deseable frente a un pepino indeseable. Eso, sin embargo, es un protocolo artificial en un entorno artificial. Los macacos de Uluwatu son verdaderos animales salvajes, aunque están familiarizados y se sienten cómodos con la presencia de los seres humanos.

Como describen en las Transacciones Filosóficas de la Royal Society, el Dr. Leca y sus colegas llevaron a cabo su experimento deambulando por el templo con cámaras de video, grabando las actividades de los monos rateros. Cada vez que veían a un mono mostrar interés en un turista en particular, registraban la interacción. No todos los intentos de robo tuvieron éxito. Pero lograron analizar los detalles de casi 2.200 robos exitosos.

Para averiguar qué estaba sucediendo, primero tenían que establecer los valores relativos de las recompensas de comida para los monos y de los objetos robables para las personas. El personal del templo mantiene tres tipos de recompensas disponibles para su uso en negociaciones por parte de los turistas o en nombre de ellos que desean recuperar su propiedad: huevos crudos, galletas saladas y pequeñas bolsas de fruta. Los diferentes monos tienen preferencias diferentes, pero el Dr. Leca y sus colegas las establecieron para animales individuales al ofrecerles opciones entre pares de golosinas en un experimento preliminar.

Para confirmar qué objetos robables son más valorados por las personas, los dividieron en seis clases: contenedores vacíos, como fundas de teléfonos, bolsas de cámaras y botellas de plástico; accesorios como horquillas y llaveros; sombreros y tocados; Zapatos; anteojos y gafas de sol; y electrónicos y carteras, como teléfonos, cámaras, tabletas o carteras. Luego observaron, a partir de sus grabaciones de video, con qué frecuencia las víctimas se molestaban en negociar con el ladrón la devolución de bienes pertenecientes a diferentes clases y, por lo tanto, clasificaron los objetos en valor bajo, las dos primeras clases de la lista, valor medio, el tercero y cuarto y de alto valor los dos últimos de la lista.

Después de analizar la data de los resultados obtenidos, descubrieron que los monos, de hecho, tienen un sentido sofisticado de lo que están haciendo, al menos los adultos y los subadultos. Estos animales tienen preferencia por robar artículos de alto valor y, a menudo, esperarán más recompensas o mejores, si están en posesión de dichos artículos. Pero esto es algo que tienen que aprender a hacer a medida que crecen. Los jóvenes no hacen tales distinciones y los subadultos son menos hábiles para hacerlo que los adultos. En los monos, como en las personas, la astucia no es un truco innato. Tiene que ser adquirido.

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Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanzas