Todos los gobiernos tendrán que luchar

Pedro Luis Martín Olivares - Todos los gobiernos tendrán que luchar
Pedro Luis Martín Olivares - Todos los gobiernos tendrán que luchar

Pedro Luis Martín Olivares – Las barreras levantadas durante miles de años han sido aplastadas por Covid-19

La historia ha demostrado que las epidemias han causado mucho daño, no solo a las economías, sino también a la salud y a la productividad de las personas;  durante la epidemia del Ébola, esta enfermedad devastó a África occidenta y los costos y efectos secundarios de este flegelo se sentirán por años.

La guerra contra el Covid-19, no es solo de un país, en estos momentos pareciera que China ha ganado una batalla, su éxito visible contra la mitigación del brote es público y notorio; pero que esta pasando en este mismo momento en Italia, un país sumido en la desesperación, Lombardía la región más poblada y próspera del país es el epicentro del brote del Covid-19 en Europa. Solo este pasado viernes registro un nuevo récord de fallecidos en un solo día, con 627 fallecidos; de los 4.032 muertos que se han contabilizado en Italia, 2.549 pertenecen a Lombardía. Hasta la semana pasada los Italianos pensaron que iban a poder hacer frente a esta nueva pandemía. Pese a que sus hospitales brindan atención medica de clase mundial, las medidas de aislamiento no fueron adoptadas oportunamente,  los médicos de sus hospitales aseguran que si ya no se hacen más controles es porque están tan sumamente desbordados que solo puden destinar recursos a los pacientes con mayor oportunidad de sobrevivir.

Este pasado 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud declaró oficialmente que el Covid-19 es considerado una pandemía e informo que su propagación se ha extendido rapidamente, existen más de 118.000 casos notificados de los cuales, se han reportado casi 45.000 casos y aproximadamente 1.500 muertes en 112 países fuera de China. Sin llegar al pico del contagio y a consecuencias de politicas menos restrictivas Italia está una o dos semanas por delante de lugares como España, Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña. La incidencia en países de America Latina es más baja, pero no hay garantía de que no exista la presencia del virus en otros países, pues es un actor silencioso y las medidas para ser combatido deben ser extremas.

Todos pretendemos mantener la calma, ningun mandatarío desea apresurarse a emitir una política pública que pueda empañar su gestión. Los líderes políticos de hoy no poseen experiencia ante una situación como ésta y sus consecuencias económicas, son imposibles de comparar con crisis financieras como la ocurrida en el 2007-2009. Y mientras más soberbios o conciliadores sean nuestros líderes más van a tardar en contener la tormenta.  El reto que enfretan muchos países con situación de transmisión, es como van a luchar contra este flegelo y es seguro que unos países  tendrán que luchar más que otros.

Ciertamente, en algunos países hay problemas de falta de capacida, en algunos hay problemas de falta de recurso y en algunos hay problemas de falta de determinación, es por ello que existen tres factores que determinarán cómo se las arreglan: su actitud ante la incertidumbre; la estructura y competencia de sus sistemas de salud; y, sobre todo, si son sistemas de confianza.

Existen muchas interrogantes. Por lo que la incertidumbre juega un papel fundamental. Una de ellas es que el SARS-CoV-2 y la enfermedad que causa, covid-19, aun no se entienden completamente. Otra es sobre el estado de la pandemia. En cada región o país tiende a proliferar rápidamente sin ser detectado. Cuando las pruebas detecten casos en un lugar, se extenderán en muchos otros, como sucedió en Italia, Irán y Corea del Sur. Para cuando los gobiernos cierren las escuelas y prohíban las multitudes, puede que sea demasiado tarde.

La solución de China, respaldada por la Organización Mundial de la Salud, fue imponer una brutal cuarentena, reforzada por pruebas masivas y rastreo de contactos. Eso tuvo un alto costo humano y económico, pero las nuevas infecciones han disminuido. Esta semana, el presidente Xi Jinping visitó Wuhan, donde surgió la pandemia. Sin embargo, la incertidumbre persiste incluso en China, porque nadie sabe si surgirá una segunda ola de infecciones a medida que la cuarentena disminuya.

En las democracias, los líderes tienen que juzgar si la gente tolerará el duro régimen de aislamiento y vigilancia de China. El bloqueo de Italia es en gran parte auto-vigilado y no infringe en gran medida los derechos de las personas. Pero si resulta más permeable que el de China, puede ser casi tan costoso y mucho menos efectivo.

La eficacia también depende de la estructura y competencia de los sistemas de salud. Todos los sistemas de salud estarán abrumados. Los lugares donde las personas reciben muy poca atención médica, incluidos los campamentos de refugiados y los barrios marginales, serán los más vulnerables. Incluso los hospitales con mejores recursos en los países ricos tendrán dificultades.

Los sistemas universales como el Servicio Nacional de Salud de Gran Bretaña deberían encontrar más fácil movilizar recursos y adaptar reglas y prácticas que los privados fragmentados que tienen que preocuparse por quién paga a quién y quién es responsable de qué. Estados Unidos, a pesar de su riqueza y la excelencia de su ciencia médica, enfrenta obstáculos. Su sistema privado está optimizado para tratamientos de pago. Los 28 millones de personas sin seguro de Estados Unidos, 11 millones de inmigrantes ilegales y un número desconocido sin pago de enfermedad tienen razones para evitar las pruebas o el aislamiento. La burocracia y los cortes han retrasado fatalmente las pruebas adecuadas.

Sin embargo la confianza, el tercer factor, pudiese ser arropado por la incertidumbre. La confianza otorga a los líderes licencia para tomar decisiones difíciles sobre cuarentenas y distanciamiento social, incluido el cierre de escuelas. En Irán, el gobierno, que ha sido impopular durante mucho tiempo, es ampliamente sospechoso de encubrir muertes y casos.

Cuando se trata de minimizan una amenaza en un intento equivocado para evitar el pánico, se termina sembrando confusión y costando vidas. Sin embargo, los líderes han luchado por aceptar la pandemia y cómo hablar sobre ella. El presidente Trump, en particular, ha pasado del optimismo infundado a atacar a sus enemigos. Esta semana anunció una prohibición de 30 días en la mayoría de los viajes desde Europa que hará poco para frenar una enfermedad que ya está circulando en Estados Unidos. A medida que las personas sean testigos de la muerte de amigos y familiares, descubrirá que la pandemia no puede ser considerada una conspiración de extranjeros, demócratas e incluso importantes canales de noticias.

Cada país debe lograr su propio equilibrio entre los beneficios de rastrear la enfermedad y la invasión de la privacidad, pero Corea del Sur y China muestran el poder de los grandes datos y las pruebas masivas como una forma de identificar casos y limitar su propagación. Los gobiernos también deben anticipar la pandemia, porque las acciones para frenar su propagación, como prohibir las multitudes, son más efectivas si son tempranas.

Singapur ha logrado hacerle frente al coronavirus, ha tenido muchos menos casos de lo esperado. Gracias a una burocracia eficiente en un solo territorio pequeño, la atención médica universal de clase mundial y la bien aprendida lección de SARS, una epidemia de un virus relacionado en 2003, Singapur actuó temprano. Ha podido realizar intercambios difíciles con el consentimiento público porque su mensaje ha sido consistente, basado en la cientización de sus habitantes y la confiabilidad de sus gobernantes.

En Occidente, covid-19 es un desafío para la generación de políticos que han tomado el poder desde la crisis financiera. Culpables, divisiones y conflictos son los actores de este escenario donde la pandemia ocupará gran parte de su agenda. Donde los países decidirán que ejemplo van a seguir, pueden  girar hacia adentro y cerrar sus fronteras. En la medida en que la escasez afecta la economía mundial, las industrias pueden retirarse de la globalización, aunque obtendrían más protección al diversificar sus cadenas de suministro.

Las pandemias coloca a los médicos, científicos y expertos en políticas una vez más en el corazón del gobierno. La pandemia es un asunto esencialmente mundial. Los países necesitan trabajar juntos en protocolos de tratamiento, asuntos  que coadyuven a superar esta difícil situación que no solo afecta ha efectado a China, sino que se ha convertido en un problema global. Así mismo, los ciudadanos necesitan que los gobiernos se ocupen de los problemas reales a los que se enfrentan, que es de lo que la política debería haber tratado todo el tiempo.

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Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanzas

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