Macri adopta medidas Peronistas con la esperanza de matenerse en el poder

Pedro Luis Martín Olivares - Macri adopta medidas Peronistas con la esperanza de matenerse en el poder
Pedro Luis Martín Olivares - Macri adopta medidas Peronistas con la esperanza de matenerse en el poder

Pedro Luis Martín Olivares – Tal parece que Mauricio Macri esta apostando seriamente por el viejo refrán “si no puedes vencerlos, únete a ellos”, esto después de su aplastante derrota en las elecciones primarias presidenciales del 11 de agosto. Ganó el 32% de los votos contra el 48% asegurado por la lista peronista de Alberto Fernández y Cristina Fernández. Su primera reacción fue culpar del resultado a los electores por «creer que regresar al pasado es una alternativa», un regaño por el que luego se disculpó.

Luego, la culpa recayó en su ministro de finanzas, Nicolás Dujovne, quien había recortado el presupuesto según lo exigido por el acuerdo de $57 mil millones que el gobierno negoció con el FMI el año pasado. Sin embargo, este renunció el 17 de agosto después de que Macri desechara el impuesto a los alimentos básicos, aumentara los bonos y congelara temporalmente los precios de la gasolina, medidas tomadas en su desespero por aplacar a los argentinos. Este es el tipo de medidas típicamente asociadas con sus oponentes peronistas, y son contrarias al acuerdo del FMI.

El señor Macri aún no ha sido derrotado. Las elecciones presidenciales no serán hasta el 27 de octubre. Pero en el peculiar sistema argentino, las primarias son un ensayo general. No muchos piensan que se puede superar una diferencia de 16 puntos en nueve semanas. El hecho de que el peso se derrumbó después del resultado de las primarias y aumentará la inflación en 50% al año hace que su tarea sea aún más difícil.

Esta situación genero un shock, pero probablemente pudo ser evitada. La búsqueda de Macri de un segundo mandato siempre pareció quijotesca después de que la economía tuvo problemas el año pasado. Los argentinos están peor que hace cuatro años. Se pronostica que la economía se habrá reducido en alrededor del 4% durante este período; los precios han aumentado en más del 250%; el peso ha pasado de 15 pesos el dólar a casi 60, mientras que los salarios reales han caído un 10% en los últimos 15 meses.

Muchos tenían grandes esperanzas en Macri, un ex empresario convertido en exitoso alcalde de Buenos Aires. Después de años de libertinaje económico con Fernández, prometió que Argentina se uniría al mundo como un país normal. Macri nombró un equipo de tecnócratas brillantes. Entonces, ¿qué salió mal?

Una hipótesis es que erró al tratar de estabilizar la economía gradualmente. Esa decisión fue política: la esperanza era que el crecimiento amortiguara el golpe de los recortes y los grandes aumentos en el costo de la electricidad y el transporte a medida que se retiraran los enormes subsidios de Fernández. Significaba que el gobierno tenía que financiar un déficit aún grande, principalmente a través de la deuda. En 2018, los inversores se alarmaron, lo que obligó al gobierno a ponerse en manos del FMI y a la economía a una recesión.

Esa alarma se debió en parte al aumento de las tasas de interés en los Estados Unidos. Una sequía severa también redujo las exportaciones agrícolas de Argentina, aumentando su déficit de cuenta corriente. Pero el golpe principal fue autoinfligido: la decisión del gobierno en diciembre de 2017 de ceder en sus propios objetivos de inflación, lo que socava la credibilidad del Banco Central. Según Federico Sturzenegger, el entonces presidente del banco, que se opuso a la decisión, lo hizo porque altos funcionarios estaban preocupados por la política monetaria relativamente estricta del banco; algunos no querían que la inflación cayera tan rápidamente debido al costo fiscal. Los ingresos tributarios aumentarían menos en términos nominales, pero muchos gastos como en pensiones seguirían aumentando rápidamente, ya que se indexó a la inflación pasada.

Como esto destaca, el gobierno tenía demasiados cocineros económicos siguiendo diferentes recetas. Querían, de manera diversa, reducir la inflación, aumentar el crecimiento económico y ajustar el presupuesto. Algunos querían un peso más débil para el crecimiento y otros un peso más fuerte para combatir la inflación. Deberían haber aceptado que el precio del gradualismo fiscal era un dinero más ajustado.

Los políticos populistas a menudo son hábiles para explicar los reveses económicos y persuadir a los votantes de que sienten su dolor. Los tecnócratas lo encuentran más difícil. La campaña de reelección de Macri se basó en el temor de que el regreso de Fernández convertiría a Argentina en Venezuela. Ella hábilmente lo desactivó. Al optar por postularse para vicepresidente detrás de Fernández, un peronista más moderado, convirtió las elecciones en un referéndum sobre el historial económico de Macri.

Los asesores de Macri confiaron en las redes sociales y el marketing, y no pudieron ver la fuerza del sentimiento en la calle argentina. «Lo que sucedió fue que el gobierno terminó sin política y no pudo explicar nada», dijo Fernández a Clarín, un periódico de ese país. Todo sugiere que Argentina terminará con él. Muchos temen lo peor. Pero las circunstancias actuales de Argentina dejan poco espacio para el exceso populista. Y el señor Fernández no es su tocayo.

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Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanzas

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