Austeridad y desigualdad, la oportunidad de mantenerse a flote no depende de la suerte

Pedro Luis Martín Olivares - Austeridad y desigualdad, la oportunidad de mantenerse a flote no depende de la suerte
Pedro Luis Martín Olivares - Austeridad y desigualdad, la oportunidad de mantenerse a flote no depende de la suerte

Pedro Luis Martín Olivares – En medio del caos la naturaleza se abre camino. A medida que el mundo ha sucumbido a los efectos del Covid-19, la vida social y económica se ha trastornado gravemente, son muchos los países que han venido realizando ajustes significativos; sin embargo, no hay respuestas salomónicas, no para todos los países funciona de igual manera una política, un bote salvavidas puede que no sirva de ayuda sí el país que esta tratando de brazar hacia él, se encuentra seriamente comprometido y no por la reciente pandemia, sino por  como sus gobernantes han manejado sus políticas públicas.

Según nuevas proyecciones del FMI, los déficits presupuestarios de cada nación del mundo sumarán aproximadamente el 8,5% del PIB mundial este año 2021. Eso equivale a más de $7 trillones en rojo adicional. Sorprendentemente, puede que ese ajuste no sea suficiente. Vale recordar a manera de información que estos datos se basan en los conceptos de Estados Unidos, el trillón, que en los Estados Unidos equivale a un millón de millones, en Venezuela sería el billón, mientras que en Europa y el resto del mundo, el trillón equivale a un billón europeo de millones.

«…Con las tasas de interés en mínimos históricos, lo más inteligente que podemos hacer es actuar en grande…», manifestó Janet Yellen, la nueva secretaria del Tesoro de Estados Unidos. Esto lo puede hacer los Estados Unidos que, pese a la cantidad de muertos y empresas comprometidas, las finanzas públicas ofrecen un amplio margen para maniobrar. Muchos economistas de tendencia keynesiana siguen obsesionados por las secuelas de la crisis financiera mundial, cuando por precipitarse a la austeridad la recuperación se vio comprometida.  En aquel entonces, los economistas se preocupaban por los picos de las tasas de interés y el efecto corrosivo del endeudamiento excesivo. Ahora ven las tasas bajas como una realidad y se preocupan por el efecto cicatrizante de la infrautilización.

La aritmética de los déficits y el crecimiento es abrumadora. Supongamos que un país tuvo un déficit de $1 trillón en 2020 y repite el mismo esquema de medidas económicas este año. Surge la interrogante. ¿Cuánto agregaría esta enorme brecha fiscal al crecimiento económico en 2021? La respuesta es cero, todo lo demás igual. Para contribuir al crecimiento, el déficit no puede ser simplemente grande. Debe ser más grande que el año anterior.

Pocos gobiernos superarán este obstáculo. De los 21 países incluidos en las previsiones del FMI, sólo cinco economías aumentarán el déficit este año en relación con el año pasado, medido en sus monedas locales, a precios constantes. El resto soportará algún tipo de endurecimiento fiscal. El déficit presupuestario de la zona del euro se reducirá en 2,5 puntos porcentuales, Japón, por 5,2 puntos. El endurecimiento será aún mayor en Brasil.

La consolidación fiscal sería bienvenida sí reflejara la fuerza de la reactivación económica. Pero, aunque muchos países tendrán crecimiento económico este año, su recuperación no será completa. Una medida de esta insuficiencia es la brecha entre el nivel de producción que el FMI prevé ahora y lo que preveía antes del COVID-19. El PIB de Japón este año estará un 3,4% por debajo de las proyecciones prepandémicas del fondo para 2021 y el déficit para la zona del euro es del 6,1%. En conjunto, la escala del endurecimiento y el déficit del PIB revelan cuán expuesto está un país a la austeridad.

Existen países que pueden permitirse aceptar una dosis de austeridad para sofocar la inflación o preservar la estabilidad externa. Arabia Saudita tendrá que recortar su presupuesto si los precios del petróleo se mantienen en torno a los 50 dólares, de lo contrario, los grandes déficits fiscales pueden ejercer presión sobre la paridad del riyal con el dólar. No obstante, los países que sólo tienen un acceso limitado a los mercados financieros tendrán que andar con mucha más cautela, con sus estrategias fiscales. En Europa, los gobiernos fiscalmente laxos pueden desencadenar una corrida contra la moneda o apoyarse en los bancos centrales para relajar la política monetaria, deprimiendo así el tipo de cambio. Cualquiera de los dos resultados puede elevar la carga de la deuda en dólares a niveles insoportables. Brasil, por ejemplo, su inflación subyacente estará por debajo del 3% y la deuda pública en moneda extranjera representa sólo el 6% del PIB.

En Canadá por su parte, el primer ministro Justin Trudeau, ha instado a su ministro de finanzas a «utilizar cualquier poder fiscal que sea necesario en el corto plazo», pero también a «preservar la ventaja fiscal de Canadá», que presumiblemente incluye su codiciada calificación crediticia AAA. Situación que parece menos ambivalente para su vecino del sur. Se calcula que el déficit de Estados Unidos se reducirá en 5,7 puntos porcentuales según la legislación actual. Pero sí el Congreso aprueba otros 1,1 trillones de dólares de estímulo, como supuso Goldman Sachs, el déficit federal será tan grande este año como el pasado, y el PIB estará apenas por debajo de su camino pre-COVID. Todos estamos en el mismo mar, pero no todos tenemos la misma suerte, Estados Unidos tiene muchas ventajas fiscales que otros no poseen y su nuevo gobierno parece decidido a no desperdiciarlas.

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Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanzas

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