Pedro Luis Martín Olivares – Recientemente, el expresidente de Francia, François Hollande arremetió recientemente contra el proteccionismo de Estados Unidos
Pero, el imperio occidental no ha hecho nada nuevo. Lo que quiere es proteger su industria automotriz, del acero, del aluminio y de construcción naval.
Y el mismo presidente estadounidense, Donald Trump, lo prometió en su campaña y ahora, de hecho, habla explícitamente de proteccionismo en las empresas norteamericanas.
Dados los resultados de bajo crecimiento económico, desempleo y déficit de comercio exterior en muchos países el artículo analiza el cuestionamiento a los acuerdos comerciales.
El gobierno de Estados Unidos ha respondido con políticas proteccionistas. Deja a un lado los acuerdos comerciales multilaterales y opta por acuerdos bilaterales para tomar ventaja, frenar el crecimiento de importaciones y encarar sus problemas económicos.
Ha bastado una semana de la nueva Administración en la Casa Blanca para que la política comercial de Estados Unidos afronte su giro más radical de los últimos 70 años y, con ello, amenace con provocar el mayor cambio en las reglas de juego global desde la II Guerra Mundial.
El “América primero” impulsado por el presidente Donald Trump da al traste con el sistema comercial multilateral y aboca a negociaciones basadas en la fuerza, el poder y el tamaño.
El riesgo de que se desaten guerras comerciales, que parecía haberse evitado durante la Gran Recesión, emerge con más fuerza que nunca.
La retirada de Estados Unidos del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, en sus siglas en inglés), la renegociación del Tratado de libre comercio de América del Norte (Nafta) y el mandato al nuevo secretario de Comercio, Wilbur Ross, de usar todas las herramientas disponibles para poner fin a los abusos comerciales se enmarcan en esa marcha atrás en la apertura comercial estadounidense.
“La protección nos llevará a una mayor prosperidad y fortaleza”, tronó Trump desde el Capitolio. Por ese mensaje le votaron millones de estadounidenses.
La combinación de una rebaja de impuestos, un plan de inversión en infraestructuras y una relajación de la regulación, como ha prometido Trump, ha disparado las previsiones de beneficios de las compañías y ha atraído a los inversores a la Bolsa. Pero hay más. A corto plazo, según David Kohl, jefe de divisas de Julius Baer, las medidas proteccionistas van a provocar un aumento de la inflación y dará más poder a las empresas para fijar los precios, después de años de presiones a la baja desde China.
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Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanzas
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