Pedro Luis Martín Olivares – El último mes no ha sido fácil para el bitcoin, la criptomoneda, ya que atrae cada vez más la atención de parte de inversionistas, especuladores y reguladores.
La desmedida volatilidad de los precios se acentuó por las reacciones a los acotaciones (algunas constructivas y otras no tanto) sobre una «tecnología disruptiva» que confiesa las necesidades específicas del cliente, está aquí para quedarse y probablemente obtendrá una mayor influencia sistémica, pero que todavía se encuentra en una etapa temprana en su proceso de maduración y está sujeta a sufrir shocks localizados e interferencia repentina del gobierno.
En este contexto, la semana pasada nos mostró lo siguiente: La considerable brecha en la aceptación de las criptomonedas que todavía existe hoy, incluyendo advertencias de que no son más que una “moda” pasajera o, lo que es peor, un «fraude», la vulnerabilidad del sector a las acciones gubernamentales, incluyendo la decisión de China la semana pasada de prohibir ciertas ofertas y sus amenazas de imponer regulaciones más estrictas.
El potencial de que se produzca una volatilidad considerable de precios que, en el transcurso de apenas tres días la semana pasada, hizo que el valor de los bitcoins se desplomara un 40 por ciento para luego repuntar más del 25 por ciento desde sus mínimos.
En el 2012, el Banco Central Europeo especificó que la denominada criptomoneda es una moneda virtual que se crea y se almacena electrónicamente; es decir, se trata de un tipo de moneda digital diferente a lo que se conoce actualmente.
A esta moneda virtual no la emite ningún banco central, sino que se ubica en el universo virtual de Internet.
Aunque la Real Academia de la Lengua Española todavía no tiene una definición específica de lo que es una criptomoneda, sí hay una definición en lengua inglesa
Bitcoin se caracteriza por ser descentralizado, es decir, no está respaldado por ningún gobierno ni depende de la confianza en un emisor central.
Por el contrario, utiliza un sistema de prueba de trabajo para impedir el doble gasto y alcanzar el consenso entre todos los nodos que integran la red intercambiando información sobre una red no confiable y potencialmente comprometida.
De igual forma, las transacciones no necesitan de intermediarios y el protocolo es código abierto.
Bitcoin es un proyecto innovador en constante evolución y cambio. Si bien los desarrolladores recomiendan investigar cómo funcionan antes de invertir en ellos o abrir una cartera para utilizarlos, también consideran que tiene la capacidad de cambiar el mundo en términos económicos.
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Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanzas
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