Pedro Luis Martín Olivares – Ya entramos en el tercer cuatrimestre del año y la economía española se perfila a terminar este 2017 con buenos resultados.
Expertos financieros explican que las razones: óptima marcha de las exportaciones, evolución de la demanda interna y la creación sostenida de empleo.
Atrás quedaron los peores pronósticos de este año. De hecho auguran que el PIB de España podría superar el 3%.
En las proyecciones gubernamentales de julio pasado, el Consejo de Ministros encumbró tres décimas, hasta el 3%, la previsión de crecimiento del PIB para el 2017 y subió en una décima, hasta el 2,6%, la previsión para 2018. En 2019 el crecimiento será del 2,5% y en 2020 del 2,4%.
La economía de España es la quinta por tamaño en la Unión Europea y la decimotercera a nivel mundial en términos nominales.
En términos relativos o de paridad de poder adquisitivo, se encuentra también entre las mayores del mundo.
Según un informe de The Economist, España es el 10º país del mundo con mayor calidad de vida.
Como en la economía de todos los países europeos, el sector terciario o sector servicios es el que tiene un mayor peso. La moneda de España es, desde 2002, el euro.
Desde el final de la crisis de principios de los años 1990, la economía española tuvo más de una década expansiva de crecimiento macroeconómico, por encima de la media del resto de la Unión Europea.
Sin embargo, entre 2008 y 2013 sufrió una fuerte recesión20 En 2014 el producto interior bruto volvió de nuevo a crecer, a un 1,4%.
El número de desempleados alcanzó un máximo de 5,77 millones en febrero de 2014 y disminuyó el resto del año en 446.000 personas.
Según la CEOE, la revisión al alza del crecimiento de la economía española en 2015 se debe al «descenso del precio del petróleo, la mejora de las condiciones de financiación y la depreciación del euro, así como la previsión de crecimiento para la Eurozona».
La economía española consolidó en 2015 el proceso de recuperación iniciado en 2013, registrando el PIB real una trayectoria expansiva. En el conjunto del año, el PIB creció el 3,2%, por encima del PIB de la zona euro (2%).
Es destacable la prolongación del proceso de desapalancamiento del sector privado, cuya deuda se ha reducido en 49 puntos porcentuales de PIB, desde el máximo alcanzado a mediados de 2010 hasta 2016.
La deuda no consolidada del sector privado no financiero se en 2016 a niveles de finales de 2005 y próximos a la media de la zona euro.
En 2016, el déficit de las Administraciones Públicas españolas quedó en el 4,33% del PIB, cumpliendo por primera vez desde el estallido de la crisis en 2008, el objetivo comprometido con la Comisión Europea.
La deuda pública era en el año 2000 igual al 59 % del PIB, se redujo entre 2000 y 2007 hasta el 36 % del PIB, pero a partir de ese año se fue elevando hasta llegar a un 99 % en 2014, motivado por una fuerte caída de los ingresos, acompañada de una subida de los gastos de las Administraciones públicas.
Respecto a la tasa de ocupación, desde la hacienda ibérica proyectan que esta aumentará un 2,8% a finales de tres décimas más que en la anterior previsión. El empleo se reduciría al 2,6% en 2018 (dos décimas más que lo estimado anteriormente) y al 2,5% tanto en 2019 como en 2020. A este ritmo de creación de empleo la tasa de paro prevista para 2020 bajaría hasta el 11,1%, desde el 11,2% anterior, con 20 millones de ocupados a finales de 2019.
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Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanza
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