Pedro Luis Martín Olivares – El halcón dorado estadounidense está resuelto a instrumentar un plan de reforma fiscal que desvela «tremendos recortes de impuestos» para la clase media, además de para las empresas, y producirá «billones de dólares» en inversiones en la economía estadounidense.
Así, Trump vendrá con todo, y ya alertó que será exhaustivo e incluirá números concretos de tasas impositivas propuestas para reformar el código fiscal.
En su opinión, es documento muy potente, auguró Trump. De hecho, anunció una fuerte reducción del impuesto a las empresas, que pasaría del actual 35% a 20%, defendió un proyecto «pro crecimiento, pro empleo, pro familias, pro Estados Unidos».
«Haremos volver a nuestro país los empleos y riquezas que se fueron. Es hora de luchar por nuestros trabajadores estadounidenses», dijo en Indianápolis.
El inquilino de la Casa Blanca inicialmente quería que el impuesto a las sociedades bajase a 15% pero sus socios del Congreso consideraron irrealista esa tasa y optaron por 20%.
Ese deslizamiento permitirá a los grupos estadounidenses imponerse ante los competidores extranjeros y volver a ganarles.
En opinión de Trump, es un cambio revolucionario y los mayores ganadores serán los trabajadores de la clase media por cuanto los empleos volverán masivamente a nuestro país.
De hecho, los impuestos a los ingresos personales serían reducidos y sería menos progresivo al pasar de siete franjas de imposición a solo tres y con una tasa máxima de 35% en vez de la actual de 36,9%. Eventualmente se incluiría otra franja para los más ricos pero esa propuesta es aún vaga.
Trump ha reiterado una y otra vez que no le importa si el gobierno cae en un cierre parcial por la negativa de los demócratas a incluir dichos fondos para la muralla fronteriza, lo que podría causar grandes pérdidas a las arcas de las agencias gubernamentales y el desempleo temporal de miles de funcionarios.
Además, el magnate quiere aplicar duras reducciones a los fondos para países extranjeros y a los paquetes diplomáticos, una medida que tiene poca acogida entre los legisladores, tanto demócratas como republicanos.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, aventuró hace unos días que no habrá problemas para aumentar el techo de la deuda.
En cuanto al presupuesto, Ryan apostó por la aprobación de un texto de continuidad a corto plazo, que mantenga los gastos del año fiscal 2017 hasta que los legisladores se pongan de acuerdo sobre un nuevo paquete.
Sin embargo, el presidente parece ansioso por lograr los fondos para el muro y ya criticó a numerosos senadores, como al propio Ryan, por no apoyar sus propuestas y sacarlas adelante en el Capitolio.
El otro gran reto del mandatario será lograr su tan deseada reforma tributaria, para lo cual ya comenzó la semana pasada su campaña con un mitin en Missouri, en el que prometió una rebaja de impuestos para la clase trabajadora y una reducción de la tasa impositiva para las empresas, desde 35% actual a 15 por ciento.
“Necesitamos un código tributario que sea simple, justo y fácil de entender” para acabar con los vacíos legales y las complejidades del sistema fiscal actual, insistió el presidente en una planta manufacturera en la ciudad de Springfield (Missouri).
“Tenemos que bajar nuestros impuestos”, agregó Trump, argumentando que de esa forma también aumentarán los salarios de la clase trabajadora, aunque no dio detalles de cómo logrará recaudar lo suficiente para hacer frente al déficit del país.
Los demócratas se han mostrado dispuestos a negociar con el mandatario y los líderes republicanos las propuestas sobre los tramos fiscales, pero son escépticos con las pretensiones del magnate de recortar las aportaciones de los multimillonarios, poniendo más presión sobre la clase media.
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Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanza
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