Cuando vamos a adquirir un bien o servicio en la Venezuela actual recibimos presupuestos válidos por 8 horas, vemos que restaurantes de alta cocina aceptan todo tipo de pago en divisas para el pago de sus cuentas, los bienes prácticamente no tienen un precio establecido ya que va ligado a cierta pagina que ante la falta de otro marco referencial, esta pasa a ser la referencia, es como cuando en la bahía de los piratas el jefe de muelle cobra una tasa del botín robado, adoptando la economía informal como parte del modelo de negocios de grandes empresas, transnacionales con cuentas abultadas en bolívares y grandes cambistas detrás, constructores vendiendo grandes proyectos a precios que solo se comparan con la Quinta Avenida de NYC.
En las clases sociales media y alta Venezuela está completamente dolarizada, bienes secundarios, colegios, universidades que comparan sus matriculas con las de universidades en los Estados Unidos.
Debemos entender que en Venezuela mucho de los costos de producción están prácticamente subsidiados, salarios, costes de luz y bienes básicos, hasta la comida para ciertos establecimientos logra ser obtenida a precio preferencial. ¿Qué justifica a las grandes empresas a llevar estructuras de costo dolarizadas? Simple, todas ellas buscan la perpetuidad de su negocio, si la ganancia de su operación arroja que ganaron cierto monto en bolívares y este solo puede ser convertido en moneda “fuerte” a una tasa que controla una pagina web, el comerciante va a tener que adaptar sus precios a este baremo claramente inflado.
La ley y el orden son desde el principio de la economía la base para el cumplimiento de las transacciones comerciales, cuando la confianza se pierde en las transacciones el comerciante buscará siempre asegurar su patrimonio. Si una nación acepta capitales internacionales para que inviertan en el país y su marco legal regula la salida (Que en el caso venezolano la prohíbe por completo) se pierde por completo el incentivo de meter dinero en una economía tan rentable como la venezolana.
Las criptomonedas se volvieron la válvula de escape para los venezolanos que desean proteger sus inversiones, pero, con la limitante de que para acceder a ellas deben: minar (termino que se refiere a la obtención de criptomonedas mediante minería digital, la cual esta actualmente penada por los cuerpos policiales) o comprar directamente al mercado libre (este se pega al valor inflado de la web). Es rentable invertir en criptomonedas ya que son altamente cotizadas y se encuentran en un mercado que tiende a la alza.
Cuando el gobierno venezolano muestra su intención de crear una criptomoneda (El Petro) el mercado internacional apunta todas sus miras a esta nueva moneda. Actualmente, el gobierno nacional no tiene claro si crear una criptomoneda o este será un bono digital pagado en criptomoneda, tampoco habla de si este podrá ser comprado en bolívares. Aquí tenemos el punto clave de mi análisis, si tenemos una criptomoneda, que puede ser comprada en bolívares, y que en el mercado internacional tiene un cambio inmediato en dólares estamos aceptando un tipo de cambio implícito donde el estado aceptaría este nuevo “Tipo de cambio”.
Este “criptocambio” sería la base del comercio para las empresas que hacen vida en la economía del país y podría ser la tabla de salvación o la espada de Damocles para el Gobierno venezolano. Si se logra dar un acceso a divisas a los ciudadanos con una moneda aceptada mundialmente se acabaría la especulación de la pagina web, dinamizando la economía, atrayendo nuevas inversiones, y dándole tranquilidad a las personas que hacen vida en las distintas actividades comerciales. También esta tasa sería en la que se movería la economía, con el debido encarecimiento de los bienes básicos ajustados a la normalidad de precios internacionales.
Aunque no tenemos más información es un tema que debe ser debate en todas las escuelas de economía y derecho en las universidades del país, mostrando propuestas y soluciones para esta moneda nonata.
Por: OA
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Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanzas
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