Pedro Luis Martín Olivares – La elección del presidente Donald Trump en Estados Unidos es un hecho histórico normal en el marco del derecho que tienen los pueblos de autodeterminarse.
En este sentido, el presidente Nicolas Maduro expresó al presidente electo de Estados Unidos tener “un nuevo comienzo” en las relaciones bilaterales, al recordar que ha habido “tensiones” entre ambos: “Este es un nuevo comienzo para que apostemos a ganar-ganar y le vaya bien a Estados Unidos, le vaya bien a Venezuela y siempre abogamos para que le vaya bien a América Latina y el Caribe”.
Agregó que, si bien ha habido “tensiones o tirantez” en sus relaciones, se ha solidarizado con Trump cuando han atentado en su contra. Vale recordar que en julio, cuando Trump fue blanco de un intento de magnicidio durante un mitin en Pensilvania, Nicolas Maduro fue uno de los líderes mundiales que condenaron el crimen. “No dudé ni un segundo en solidarizarme y desearle buena salud y larga vida. Hoy le deseo suerte en su gobierno y que sus propuestas y ofertas electorales tengan buen destino, una buena realización”, dijo Maduro.
Estas declaraciones se producen en medio de las tensiones entre el gobierno de Venezuela y el de Estados Unidos, debido a que Washington cuestiona los resultados de las elecciones venezolanas del 28 de julio, en las que Nicolas Maduro fue declarado ganador e iniciará un nuevo mandato el 10 de enero 2025.
Maduro concluyó recordando, que a Venezuela no le fue bien durante la primera administración de Trump, de 2017 a 2021, y que espera que esto cambie en el mandato que comenzará el 20 de enero, 2025-2029.
Donald Trump enfatizó durante su campaña electoral llevar paz a zonas de conflicto en todo el mundo, «no voy a empezar guerras, voy a detener guerras», dejando la esperanza mundial de que su promesa no se reduzca a “declaraciones políticas”. Impulsar el fin de la guerra Rusia-Ucrania y la guerra de Israel con siete frentes son los dos principales desafíos de Trump en el corto plazo, reforzado por una política pro paz que coadyuve a evitar nuevas confrontaciones internacionales.
Desde el 7 de octubre de 2023, Estados Unidos se ha involucrado cada vez más en los múltiples conflictos que asolan el medio oriente, especialmente en los enfrentamientos entre Israel e Irán. La respuesta electoral se tradujo en que la comunidad árabe-estadounidense votó en gran medida por Trump porque espera que él pueda tener un motivo real para terminar con la ofensiva israelí. Y esto podría haber desempeñado un papel crítico para que algunos lugares como Michigan, un estado en disputa, se inclinaran a favor del republicano.
Como decimos los venezolanos, Trump ahora viene “aprendido”, 4 años de experiencia en su primer gobierno y luego 4 años de intensidad política, donde tuvo que sortear un proceso de impeachment, una condena por 34 delitos graves y sobrevivir a dos intentos de asesinato, son experiencias del nuevo Trump, quien vuelve a ocupar la Oficina Oval y se convierte en el presidente de mayor edad en asumir el cargo, a los 78 años.
La noche del 3 de noviembre de 1969, el entonces presidente Richard Nixon se dirigió al país en cadena nacional, apelando a lo que llamó la «mayoría silenciosa» de estadounidenses: aquellos que no se habían unido a las protestas contra la guerra de Vietnam, ni a la contracultura, ni a las manifestaciones públicas. “Esta noche, a ustedes, la gran mayoría silenciosa de mis compatriotas estadounidenses, les pido su apoyo”, expresó Nixon.
El término «mayoría silenciosa», tan popularizado como controvertido, ha sido adoptado por sectores conservadores y algunos regímenes totalitarios para describir a grupos que rara vez se manifiestan públicamente pero que se hacen sentir en las urnas. Desde la dictadura de Franco en España hasta diversas generaciones de movimientos conservadores en el mundo, muchos han encontrado en este concepto un respaldo para sus causas.
Terminada la confrontación electoral, se disipa el humo de la candela política busca votos y se aterriza en el campo de las realidades. Es allí donde Trump establecerá sus prioridades sabiendo que 4 años pasan muy rápido y debe asegurar una continuidad a su proyecto a largo plazo.
En esa agenda no se inscribe una guerra con Venezuela. Trump ya fue objeto de una novatada política en su primer gobierno, cuando se dejó estafar con Guaido y su pandilla de delincuentes, se lo vendieron como un líder estadistista, que se le volvió un payaso ladrón en sus manos. En enero 2025 va a heredar a Edmundo, una persona ida, peor que Biden, sacado por maldad de un sombrero de mago, para que ese Trump “aprendido” lo reconozca presidente de Venezuela. Eso no va a pasar jamás.
Lo que si va a pasar es que Nicolas Maduro cumplirá el mandato de la Asamblea nacional y el 10 de enero de 2025 dará continuación a su mandato como presidente de Venezuela y Trump tendrá las relaciones objetivas con el gobierno venezolano, según los intereses de los Estados Unidos y no según los intereses de María Corina.
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