Nicolás contra Estados Unidos

Pedro Luis Martín Olivares – Después de la muerte del presidente Hugo Chávez, Nicolas Maduro fue electo presidente de Venezuela en el año 2013.

Han pasado once años desde entonces, donde año a año Nicolas ha tenido que defenderse de los Estados Unidos con todos los mecanismos democráticos que le permite la revolución, resaltando de manera especial el año 2024 donde los misiles transformados en sanciones económicas están en la cresta de la ola, incidiendo en el debilitamiento de la calidad de los servicios públicos, la calidad de vida del pueblo venezolano y el ingreso familiar, creando condiciones favorables para que cualquiera de sus cachorros vendidos capitalice la merma financiera que ha sufrido el gobierno de Nicolas para responder a las demandas de su pueblo.

Para ilustrar el impacto de las sanciones económicas, imaginemos a un padre de familia a quien le reducen el sueldo a un 20%, pero tiene que seguir manteniendo a su esposa y sus 4 hijos, atender 18 comidas diarias, el pago de la casa, del agua, la electricidad, los teléfonos, el wifi, los colegios, el transporte, la ropa, los zapatos, la recreación, el deporte, los controles y las emergencias de salud. Esa decisión del patrono conlleva al desastre y fracaso familiar, y solo la unión y los valores familiares pueden empinarse por encima de la escases para mantener la unidad familiar y adecuarse a las condiciones adversas para doblegarlas. Del pueblo adentro surgió en una oportunidad la consigna “con hambre y desempleo, con Chávez me resteo”, con Nicolas el pueblo ha tenido que ajustarse el cinturón día a día durante, toda una línea de tiempo cargada de ataques implacables por parte de Estados Unidos, país que valiéndose de ser una potencia nuclear en la zona, actúa como si fuese el jefe de los venezolanos, como si los hijos de Simón Bolívar tuviéramos ahora un amo, por eso su fracaso estrepitoso al ser derrotado ininterrumpidamente durante estos últimos once años por un pueblo indoblegable dirigido por Nicolas Maduro. El Napalm en Vietnam y la OFAC en Venezuela son fracasos de los mismos intereses.   

Hoy a 42 días para las elecciones presidenciales la situación es la siguiente, Nicolas se enfrenta a un “Candidato Tapa” llamado Edmundo, cuya marionetista es María Corina Machado, quien a su vez es una “Cachorra” de grupos económicos-políticos de Estados Unidos. Cada quien hace su papel siguiendo un guion que se escribe en caliente. Los intereses de Estados Unidos son económicos en primer lugar y luego subordinar a Venezuela en la línea política internacional de la Casa Blanca. La Tapa Edmundo se debate entre la vida que le puedan dar, después de la derrota en algún reparto basado en sus votos obtenidos, y la muerte representada por las decisiones que tome la Cachorra después de que extienda hasta el año 2031 su slogan “hasta el final”, línea de tiempo donde Edmundo vale cero. Todos y cada uno de los votos de Edmundo serán utilizados por la Cachorra para transformarse en jefa de la oposición y liderar las elecciones regionales y locales desde ese costado.

Epa, un momento, surge la pregunta, de dónde vienen esos votos de la Cachorra, y de inmediato viene la respuesta: del malestar del pueblo producido por las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, las cuales fueron, propuestas por la Cachorra de manera abierta en redes sociales y medios de comunicación nacionales e internacionales, sanciones impulsadas por costosos lobbies y luego sostenidas en el tiempo a través de denuncias sistemáticas en organismos internacionales. Si la Cachorra hiciera esa traición a su Patria, Estados Unidos, estaría desde hace tiempo hospedada en Guantánamo.

Entonces esta elección presidencial del 28 de julio no es una elección limpia, el candidato Nicolas Maduro viene recibiendo por años ataques electorales, en tiempos no electorales, desde una conspiración organizada en dos frentes, primero, el venezolano representado por Guaido y la Cachorra y segundo el internacional, representado por una parte, por la Casa Blanca y sus países controlados y luego, por todo lo que promueven contra Venezuela los ex candidatos presidenciales aliados de la Cachorra que hacen vida en Europa. Tampoco es justa, y mucho menos transparente, basta solo con citar los inmensos recursos provenientes de Monómeros y Citgo, que a lo largo de años ha utilizado el entorno y los colaboradores de la Cachorra para torpedear y sabotear la gestión de Nicolas Maduro. Se podría afirmar que los votos de la Cachorra son producto de operaciones psicológicas sostenidas basadas en las sanciones económicas. El pueblo de Venezuela se pregunta ¿hasta cuando el gobierno revolucionario chavista, encabezado por Nicolas maduro va a permitir que la Cachorra siga operando impunemente contra los intereses del pueblo? La Cachorra debilita al pueblo y luego les da la mano para rescatarlo de los males que ella ayudo, “parada de manos”, a crear.  

Siguiendo el análisis, el lector acucioso se preguntaría: ¿Porque Nicolas maduro va a esa elección en esas condiciones? La respuesta es porque sabe que el pueblo de Venezuela es maduro, ha recibido apoyo real directamente en sus comunidades, un dirigente del PSUV siempre se encuentra ubicable para canalizar la solución de los problemas comunitarios, Nicolas sabe que son pocos los que pueden ser engañados, pero en el fondo hasta ellos se encuentran convencidos de que con Maduro se marcha hacia la paz, mientras que con Edmundo se va a la guerra. Maduro va a respetar el resultado electoral, mientras que Edmundo y la Cachorra ya empezaron a cantar fraude. 

Vale no olvidar la línea de tiempo de las sanciones económicas que Nicolas Maduro ha tenido que superar y que le han sacado canas en un ininterrumpido y tortuoso trabajo como Presidente. Se inicia el 18 de diciembre de 2014, siendo presidente Barack Obama, el Congreso de Estados Unidos aprueba la ley denominada Defensa de los Derechos Humanos y de la Sociedad Civil en Venezuela. Esta Ley se convierte en el marco legal para que el presidente de Estados Unidos pueda imponer sanciones dirigidas a las personas responsables por violaciones de derechos humanos contra los protestantes antigubernamentales.

La Ley otorga al presidente de los Estados Unidos poderes especiales para imponer sanciones de bloqueo de activos y de expulsión de Estados Unidos, así como la revocación de visas o de otra documentación a cualquier persona que haga parte del régimen venezolano.

La primera sanción impuesta por Estados Unidos a Venezuela dentro del marco de dicha Ley fue en marzo 8 de 2015, debido a persecuciones políticas a los oponentes del gobierno, la falta de garantías para la libertad de prensa, el uso de la violencia, las violaciones a los derechos humanos y la detención arbitraria de opositores, las cuales constituían una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y política exterior de Estados Unidos.

La orden bloquea la propiedad, la transferencia o los pagos a las propiedades, la posesión o el control de bienes e, inclusive, las donaciones que puedan recibir, y prohíbe la entrada a Estados Unidos a los miembros del gobierno en cuestión, salvo autorización de la Secretaría de Estado, así como a cualquier persona que hubiera actuado directa o indirectamente en acciones políticas que socaven los procesos democráticos, que incurra en conductas de abuso a los derechos humanos o que limiten la libertad de expresión.

El 20 de enero de 2017 asume la presidencia de Estados Unidos Donald Trump. La política de Estados Unidos continuó la línea iniciada por el presidente Obama, emitiendo sanciones hacia Venezuela que se fundan principalmente en la situación de orden político, social y económico, situación que, de acuerdo con el presidente Trump, pone en riesgo la seguridad y la política exterior de Estados Unidos. Se aprueba la segunda Orden Ejecutiva, generada en razón al establecimiento de una Asamblea Constitucional considerada ilegítima, prohíbe las transacciones de personas o de empresas que se encuentren en Estados Unidos con la empresa estatal Petróleos de Venezuela, PDVSA, la compra de bonos y el pago de utilidades o dividendos directa o indirectamente al Gobierno de Venezuela.

Un año después en 2018, se expide la tercera Orden Ejecutiva, que reacciona ante la creación de la moneda digital por el Gobierno de Venezuela y la califica como un intento del Gobierno venezolano de evadir las sanciones anteriormente impuestas. Por esta razón, prohíbe la provisión, las transacciones y el financiamiento con esta moneda digital por parte de personas estadounidenses o que se encuentren en Estados Unidos.

La cuarta Orden Ejecutiva llega dos meses después, el 1 de mayo de 2018, y prohíbe las transacciones o el financiamiento relacionados con la compra de cualquier tipo de deuda debida al Gobierno de Venezuela, así como la venta, transferencia, asignación o prenda de garantía del Gobierno de Venezuela y cualquier participación accionaria en cualquier entidad en la que el Gobierno de Venezuela tenga una participación del 50% o más.

La quinta Orden Ejecutiva llega medio año después y, por medio de ella, se bloquean las transacciones relacionadas con propiedades en Estados Unidos y que operen en el sector oro de la economía venezolana. También bloquea aquellas transacciones relacionadas con prácticas engañosas y corrupción, con proyectos o con programas gestionados por el Gobierno venezolano.

En enero de 2019 entra en vigor la sexta Orden Ejecutiva, la cual aclara que para las órdenes anteriormente dictadas se entenderá por Gobierno de Venezuela al Estado de Venezuela y cualquier subdivisión política, agencia, Banco Central de Venezuela y PDVSA y cualquier persona que haga parte o que esté controlada directa o indirectamente por el régimen de Maduro.

La séptima Orden Ejecutiva tiene fecha 5 de agosto de 2019, ordena el bloqueo de todas las propiedades e intereses del Gobierno de Venezuela en Estados Unidos o que entren a futuro en Estados Unidos y prohíbe cualquier tipo de transacción con estos.

En conclusión, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), dependiente del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, la principal agencia sancionadora del mundo, ha aplicado 10.831 medidas coercitivas unilaterales, de las cuales 444 corresponden a Venezuela, siendo el quinto país con mas sanciones, 930 impuestas en los últimos 9 años con la finalidad de sacar a Nicolas Maduro del poder.

Las sanciones económicas se han definido como la interrupción de las transacciones económicas o la restricción al acceso a los recursos económicos, que pueden afectar la actividad comercial del Estado objetivo. Estas sanciones pueden tener dos efectos: por un lado, pueden conseguir un cambio en el sistema gubernamental del país receptor o, por el contrario, fortalecer los grupos que sostienen los regímenes. De esta forma, la efectividad de las sanciones está directamente relacionada con el grupo al que se pretende presionar. En otras palabras ,es una intervención política directa en Venezuela a favor de Guaido y  la Cachorra.

A Nicolas Maduro lo dejaron sin real para gobernar, le pusieron precio a su cabeza, 20 millones de dólares, les hicieron lo mismo a muchos de sus colaboradores, lo invadieron, le realizaron atentados y el resultado ha sido imponerse a las adversidades y triunfar, ha dejado en shock a sus más acérrimos enemigos, desatando en ellos ataques de ira, al sacar de una “olla montada”, transformada en sentencia, a sus dos sobrinos políticos de una cárcel de máxima seguridad de los Estados Unidos. Tipo película de la DEA los metieron y tipo película de Misión Imposible los sacaron. Igual ocurrió con el diplomático Alex Saab, quien filmó como víctima otra película de espionaje y traiciones, terminando en una operación institucional internacional de alta confección, que conllevó a su liberación plena de una cárcel norteamericana, y hoy la justicia se expresa en el hecho de que ocupa un cargo importante acorde con sus capacidades para ayudar al país. En este caso los “ataques de ira” evolucionaron a “hacer de ellos”.

Nicolas Maduro será reelecto Presidente de la Republica de Venezuela el 28 de julio para que los venezolanos continuemos viviendo en paz. Es cuestión de tiempo de que en los Estados Unidos se agote el éxito de los “bate quebrados” que van de Venezuela a echar cuentos “tumba gobierno” a la Casa Blanca, se enserie la relación diplomática bilateral, se suspendan las sanciones y todas las ollas montadas a personas afectas al chavismo y se respeten mutuamente como países independientes con derecho a auto determinarse.

 

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Pedro Luis Martín Olivares

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