Pedro Luis Martín Olivares – Aunque son muy ricos, los productores de petróleo del golfo obtienen puntajes bajos en medidas clave de innovación
Los países ricos tienden a producir más innovación científica, cultural y tecnológica que los países pobres. La riqueza se crea con mayor frecuencia en países con instituciones estables y un estado de derecho firme. La riqueza se puede utilizar para financiar la investigación y el desarrollo, y para construir capital humano a través de la educación pública y la atención de la salud. Sin embargo, un nuevo ranking de innovación en 126 países destaca una sorprendente excepción a esta tendencia: los estados árabes ricos en petróleo son mucho menos innovadores de lo que su prosperidad sugeriría.
Países como Kuwait, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos disfrutan de muchas de las ventajas que generalmente conducen a la innovación. Los tres son ricos, principalmente gracias a sus recursos de petróleo y gas, y disfrutan niveles de PIB per cápita más altos que los de Estados Unidos.
También han realizado grandes inversiones en infraestructura nacional, facilitando el intercambio de bienes e ideas dentro de sus fronteras. Sin embargo, se encuentran entre las posiciones 38 y 60 en la edición de este año del Índice Global de Innovación, un estudio anual publicado por la Universidad de Cornell, la escuela de negocios INSEAD y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.
El índice se construye a partir de una variedad de estadísticas económicas y factores sociales, como el gasto público en educación, el acceso a la tecnología de las comunicaciones, la estabilidad política, la facilidad para iniciar un negocio y la generación de patentes, entre otros. Los tres países árabes están muy rezagados respecto de los países ricos en comparación con las medidas de la fortaleza de las instituciones gubernamentales, el capital humano, la sofisticación empresarial y el producto tecnológico moderno. El Gráfico que a continuación se muestra ilustra la explicación.
Las economías árabes más pobres muestran un patrón similar de bajo rendimiento. Si usamos solo el PIB de cada país para predecir sus puntajes en cuatro subíndices que forman parte del índice de innovación más grande, las diferencias con respecto a los valores pronosticados son notables en toda la región.
El promedio de los países árabes es un 25% inferior al previsto en la categoría de «instituciones» (principalmente gubernamentales y empresariales), un 22% menos para la inversión en capital humano, un 36% menos para los conocimientos y productos tecnológicos y un 38% menos para la sofisticación empresarial.
Los Petro-Estados árabes pueden disfrutar de niveles occidentales de consumo, pero carecen de niveles de productividad occidentales. Su escasa presencia en el índice es una indicación de la montaña que tienen que escalar para encontrar fuentes de crecimiento no petroleras.
Bajo su sistema de «rentistas», las familias gobernantes extraen rentas de las exportaciones de petróleo y gas, y distribuyen los ingresos en forma de empleos gubernamentales fáciles (principalmente para hombres) y generosos beneficios, como combustible, electricidad y agua subsidiados.
Algunos gobernantes se dan cuenta de que, dadas las altas tasas de crecimiento de la población, su modelo es insostenible. Las reformas sociales de Arabia Saudita, incluida la decisión a principios de este mes de permitir que las mujeres conduzcan automóviles, son parte de un intento de modernizar la economía, pero independizar del petróleo a los Estados del Golfo será muy difícil
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Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanzas
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