Pedro Luis Martín Olivares – Los inversores son muy optimistas, pero dos analistas piensan que pueden estar ignorando un gran riesgo
¿Qué está reservado para las economías y los mercados en 2018? En esta época del año, un gran número de analistas y administradores de fondos están dando su opinión. Entre los enfoques más interesantes y reflexivos se puede encontrar en Absolute Strategy Research (ASR), un grupo independiente fundado por David Bowers e Ian Harnett.
ASR agrega profundidad extra a su análisis al contrastar sus propios puntos de vista con los del consenso. Para hacerlo, el grupo realizó un sondeo a 229 asignadores de alrededor de $6 billones de activos, a quienes se les consulto acerca de sus puntos de vista sobre las perspectivas de las economías y los mercados. Encontraron en ellos una oleada de optimismo. La probabilidad de que el valor de las acciones sea más alta a fines de 2018 fue del 61%, y de que las acciones serán más productivas que los bonos es del 70%. Los adjudicatarios piensan que solo hay un 27% de posibilidades de una recesión global. Y no les preocupa la posibilidad de que la Reserva Federal aumente las tasas de interés.
Hay algunas desconexiones dentro del punto de vista de consenso. La primera es que los inversores esperan que la volatilidad, medida por el Vix, aumente el año próximo. Vix es el código del oficialmente llamado Chicago Board Options Exchange Market Volatility Index, en español, Indice de Volatilidad del Mercado de Opciones PUT de Chicago. En el momento en que hay alta volatilidad, el Vix alcanza una cifra elevada y se correlaciona con caídas del S&P 500, indicándonos que en el mercado hay miedo y pesimismo y suele coincidir con mínimos en el índice de referencia, es en estos momentos donde se producen fuertes movimientos en los mercados bursátiles, mientras que cuando el Vix está en mínimos, hay alegría y confianza. Se calcula utilizando una serie de opciones del S&P 500. La teoría de este indicador es que si el mercado es bajista, los inversores creen que el mercado va a caer, cubrirán sus carteras comprando más PUTS y por el contrario si los operadores son alcistas no compraran PUTS, puesto que no verán la necesidad de protegerse. En definitiva, descuenta expectativas en un futuro cercano y en general funciona en sentido inverso al índice.
La segunda desconexión es sobre el ciclo comercial y el mercado bursátil, desde el año pasado, su optimismo sobre el primero se ha reducido mientras que su optimismo sobre este último ha aumentado. Una tercera desconexión es entre sus puntos de vista sobre los bonos y acciones de alto rendimiento o basura. Normalmente, las dos clases de activos funcionan bien al mismo tiempo. Pero los inversores no son entusiastas acerca de la basura, y prefieren la deuda emitida por los gobiernos de los mercados emergentes.
Los señores Bowers y Harnett creen que los inversores pueden verse atrapados por una desaceleración en China. No están pronosticando nada dramático, un crecimiento del 6.1% en lugar del 6.7% esperado. Pero eso reducirá el crecimiento mundial a 3.3% desde 3.5%. Además, las tasas de interés pueden subir un poco más rápido en Estados Unidos de lo que los inversionistas esperan. David Bowers dice que es la «segunda derivada» la que a menudo impulsa a los mercados, no el cambio, sino el cambio en la tasa de cambio.
ASR señala que el endurecimiento de la política monetaria que se ha producido en China este año se manifiesta en forma de tasas de interés más altas y un crecimiento del dinero más lento, dados los rezagos normales, esto tendrá su impacto principal en 2018. Ya han surgido señales en forma de precios de la vivienda en Beijing y Shanghai, que fueron menores en octubre de lo que eran hace un año. Las empresas estadounidenses y europeas han intensificado su gasto de capital dando señales de un crecimiento mundial más fuerte, pero pueden estar decepcionadas por el resultado en 2018.
La otra gran preocupación es a más largo plazo. La larga era de flexibilización cuantitativa (QE) ha llevado a los inversores a mirar las clases de activos de una manera diferente. Se han visto privados de su fuente tradicional de ingresos de cartera, los rendimientos de los bonos del gobierno se han reducido a mínimos históricos y se han bloqueado en los balances del banco central. Las acciones se han utilizado como fuente de ingresos, en compañías que generan efectivo en forma de dividendos y recompras de acciones. Y los inversores han tratado de mejorar sus carteras con activos alternativos, como el capital privado. Pero estos activos son no son líquidos y están respaldados por una gran cantidad de deuda. Entonces, puede haber una desagradable sorpresa en la próxima crisis cuando los inversores intenten obtener esos activos no líquidos.
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Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanzas
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