Pedro Luis Martín Olivares – Desde el mismo momento que Nicolás Maduro asumió la presidencia de Venezuela ha sido objeto de un ataque sin cuartel por parte de enemigos internos y externos con el foco puesto en sacarlo de Miraflores. El incesante acoso se ha acompañado con predicciones semanales, mensuales, trimestrales y semestrales que han venido anunciando con atrevida precisión su salida, hasta con detalles. Se ha oído repetidamente “no pasa de esta semana”, “renuncia el mes que viene”, “huyó en un avión” o la triste afirmación “en seis meses está fuera”. Y resulta que el “chofer de autobús” se empina por encima de las conspiraciones para sobreponerse hasta encontrarse hoy, 2017, más estable que nunca. Las armas principales que se han utilizado en su contra son dispositivos económicos, veamos algunas pinceladas del escenario económico actual de Venezuela.
El precio del barril de petróleo cerró esta semana en 41.19 dólares por barril, mientras que en diciembre pasado era de 35.15 dólares, lo cual representa un notable aumento al compararlo con los 24.3 dólares por barril de febrero 2015. Buena noticia para Venezuela y pésima noticia para la MUD y sus aliados internacionales, ya que esta nueva situación ayuda a resolver compromisos económicos internos y abona en el pote que se hace periódicamente para honrar los compromisos de la deuda externa.
Actualmente se cuenta con unas reservas que alcanzan los 10.500 millones de dólares, mientras que los compromisos de deuda externa para el presente año ascienden a 7.200 millones de dólares, ecuación que va a ir mejorando a medida que transcurra el presente año.
Es importante destacar, que reconocidos economistas del mundo, de muchas latitudes que han pronosticado la caída de Venezuela en una situación de “default”, es decir, la incapacidad de honrar los compromisos de su deuda externa, aun no entienden y no consiguen una explicación al hecho de que nuestro país una y otra vez ha venido pagando a tiempo, independientemente de que en muchas oportunidades la propia banca internacional, de la cual somos clientes, ha actuado jugando tácticas dilatorias en contra nuestra.
El reto político que se plantea actualmente se circunscribe en principio en la capacidad de maniobra interna de PDVSA, como es, disminuir costos, aumentar la productividad, aumentar la producción y crear nuevos negocios, siendo este último la verdadera punta de un iceberg de fuentes de crecimiento económico y en consecuencia de mejoramiento integral de la economía, ya que trasciende la empresa petrolera, adentrándose en todas las empresas relacionadas con el gobierno y en incentivos orientados a la masificación de la inversión de capital privado nacional e internacional.
Es importante resaltar que Venezuela dispone de recursos, aparte de los energéticos, que representan confianza para mirar al futuro, condicionado a “si hacemos las cosas bien”. Estamos hablando en primer lugar, de recursos minerales como hierro, bauxita, oro diamante, caolín, barita y manganeso, carbón, níquel, zinc, cobre, plata, plomo, arenas silíceas y cromo. Especies minerales como titanio, platino, plomo, wolframio, dolomita, fluorita, mica, estaño, cobalto, talco, grafito, mármol, mercurio, magnesita, vanadio, cianita, bismuto, bentonita, asbesto, niobio y tierras raras están en nuestro subsuelo. Recientemente se sumó el coltan, de incalculable valor, es un mineral metálico negro, relativamente escaso en la naturaleza y es un claro ejemplo de materiales que han pasado de ser considerados simples curiosidades mineralógicas a estratégicos para el avance tecnológico debido a sus aplicaciones. Es utilizado en casi la totalidad de los dispositivos electrónicos.
Finalmente el mejor recurso de Venezuela reposa en su talento humano, mentes brillantes que en todos los campos ocupan posiciones reconocidas alrededor del mundo.
Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanzas
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