Pedro Luis Martín Olivares – En las clases convencionales de teoría monetaria de cualquier institución de enseñanza superior, se toca dentro de los primeros tópicos el tema del origen del dinero. En dicha asignatura, se presenta cómo en casi todas las etapas del desarrollo de las sociedades humanas, existe la necesidad de intercambiar bienes y servicios, de forma que es indispensable contar con un instrumento que medie y facilite las transacciones entre los individuos.
En un principio, el trueque era medianamente útil, sin embargo, con la mayor complejidad de los sistemas productivos se hizo necesario recurrir a instrumentos que representaran valor y fueran aceptados socialmente. Ejemplo de ello fueron algunas materias primas, pieles de animales, metales preciosos, etc., hasta llegar al uso del papel moneda y más recientemente al dinero digital.
Toda moneda es una tecnología que viene a resolver puntualmente un problema: cómo lograr que dos desconocidos confíen entre sí para poder realizar una transacción económica. Consolidar valor y confianza, nada más. Cuando una persona le da un billete a otra, ambas pueden desconfiar entre sí, pero saben reconocer que sellos y firmas debe tener el billete para poder asegurar la validez de la transacción. Ese billete esta emitido por una institución: usualmente un Banco Central (o la Reserva Federal tal como ocurre en los Estados Unidos). Esto quiere decir que estas instituciones lo que hacen fundamentalmente es arbitrar confianza en la sociedad. Siempre en toda transacción económica, las dos partes involucradas están confiando tácitamente en un tercero: la institución. Gran hermano.
Estas instituciones han sido creadas porque hasta la fecha no hubo forma tecnológica posible para garantizar confianza entre pares sin arbitraje centralizado. Para asegurar su rol en la sociedad estas instituciones suelen monopolizar su mercado (prohibiendo el uso de otras monedas) y operativamente se enfocan en realizar dos tareas: por un lado verifican que no haya billetes falsos (distinguir información verdadera de falsa, algo que en informática se describe como “procesamiento de información”); y al mismo tiempo atesoran metales preciosos u otras monedas que garanticen un respaldo al circulante de billetes que haya en la economía (“almacenar información”). De algún modo podemos considerar a los Bancos Centrales como computadoras primitivas que funcionan con mecanismos basados en la imprenta y su forma nativa de software es el contrato (o billete), de ahí el surgimiento de Bitcoin es tal vez la innovación más trascendente surgida por parte de este movimiento.
Se trata de la primera criptomoneda que permite resolver como transferir valor de forma segura usando internet. Hasta el surgimiento de Bitcoin si una persona quería enviar apenas 1 centavo de dólar a otro, era prácticamente imposible hacerlo con computadoras (el costo de una comisión bancaria vuelve absurdo tal movimiento). Gracias a este protocolo libre creado con la colaboración de cientos de programadores distribuidos por el mundo, Bitcoin ha generado la primera forma de dinero programable contribuyendo enormemente al potencial que ofrece la red para mediar en la vida económica de cualquier persona. Pero la innovación más importante que vino con Bitcoin no es de orden económico sino político: se trata de una moneda que funciona sin intermediarios. No hay bancos, no hay Estado, no hay corporaciones, no hay ninguna institución que concentre poder de forma piramidal para controlar su funcionamiento. Y esto se logró gracias a la innovación subyacente que hace posible el funcionamiento de Bitcoin: el Blockchain.
Blockchain es una tecnología que ofrece veracidad y transparencia a la vez que acelera las transacciones de los negocios. Se creó hace varios años cómo ingrediente clave de Bitcoin, la moneda digital, pero se ha visto que su potencial transciende el envío de moneda de un sitio a otro, ya que su sistema reduce drásticamente los costos y la complejidad del envío de cualquier otro tipo de fichero o transacción. Es algo así como un sistema operativo para las interacciones. Su crecimiento incluye a las aplicaciones específicas de cada industria, plataformas, hardware y sistemas de soporte de transacciones.
Sin duda, el uso cada vez más extensivo del Blockchain y de las criptomonedas que derivan de él, implican un giro importante a la forma en que se entiende y desarrolla la actividad económica. Su peso e importancia es tal que numerosas instituciones bancarias y dependencias gubernamentales buscan comprender e implementar sus ventajas en sus actividades diarias. Sin embargo, aún persiste dentro de ciertos segmentos financieros un aire de escepticismo y desconfianza, en parte porque supone una vía que rivaliza con sus intereses, y por otro lado porque se cree que es un proyecto interesante, como tantos otros que surgen en la era de las tecnologías digitales, pero que nunca acaban de asentarse de forma completa, por ahora.
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Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanzas
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