Pedro Luis Martín Olivares – Cristalizar de una vez por todas las negociaciones es lo que pretenden los representantes de los países del Acuerdo Transpacífico de Colaboración (TPP), cuya ronda de reuniones se inició esta semana.
Este instrumento será revisado nuevamente en noviembre próximo durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).
Como se sabe, el Acuerdo Transpacífico, es un tratado de libre comercio entre varios países de la Cuenca del Pacífico que aborda una variedad de materias de políticas públicas, firmado el 4 de febrero de 2016 en Auckland, Nueva Zelanda.
Entre otras cosas, el TPP busca rebajar las barreras comerciales, establecer un marco común de propiedad intelectual, reforzar los estándares de derecho del trabajo y derecho ambiental, y establecer un mecanismo de arbitraje de diferencias inversor-estado.
TPP era considerado por el gobierno de los Estados Unidos como el tratado complementario a la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP), un acuerdo similar entre Estados Unidos y la Unión Europea.
Históricamente, es la propuesta de expansión del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (o Acuerdo P4), un tratado de libre comercio firmado por Brunéi, Chile, Nueva Zelanda y Singapur, el 3 de junio de 2005 y que entró en vigencia el 1 de enero de 2006.
Desde 2008, otros países se sumaron para un acuerdo más amplio: Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Perú, y Vietnam, aumentando el número de países firmantes a doce.
El 23 de enero de 2017, Estados Unidos anunció su retiro definitivo del tratado, con lo cual se hace virtualmente imposible su entrada en vigencia.
Tiene por objeto la creación de una plataforma que impulse una integración económica en el área Asia/Pacífico -reforzamiento del APEC-, efectivo desde 06/1966.
Los países participantes en las negociaciones del TPP se proponen diseñar un acuerdo integral y de calidad óptima que siente bases para un crecimiento económico progresivo, que comporte la generación de empleo en los países miembros y que, además, se convierta en fundamento de un potencial Acuerdo de Libre Comercio del Asia-Pacífico. Participan unos 12 países: Australia, Brunei, Canadá, Chile, EEUU, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Vietnam y Singapur.
Pero, el nuevo Presidente estadounidense, Donald Trump decide mediante decreto retirarse del Acuerdo, lo cual implica un golpe fuerte para los signatarios.
Por su parte, Japón aspira a seguir el TPP tras la salida de EEUU, gestor y líder de la crisis neoliberal, a causa de la globalización, ya que el cambio de dirección internacional de la súper élite causará una escalada de cambios que, ineludiblemente, afectará el comercio mundial, ya que se refrenará el incremento de la producción mundial y restringirá el margen de maniobra de los que dependen de EEUU en el ámbito comercial y de inversión extranjera.
En consecuencia, según declaración conjunta de un foro APEC en Hanói, para diciembre venidero debe tenerse una propuesta que recoja la importancia estratégica y económica del TPP, en aras de una integración económica y regional.
Dicho anuncio apareció en un comunicado del ministro australiano de Comercio, Turismo e Inversión, Steven Ciobo, quien ratificó el compromiso de su país con el comercio.
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Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanzas
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