Pedro Luis Martín Olivares – Dos ciclos de siembra que se caracterizan por la ausencia o presencia de lluvias garantizan que en Venezuela la producción de alimentos se desarrolle durante todo el año, con suelos cuyos niveles de humedad permiten la adaptabilidad de rubros esenciales para la seguridad y soberanía alimentaria.
Así, y en atención a los períodos vegetativos de los cultivos, campesinos y productores planifican la siembra en dos ciclos por año: el norte-verano o ciclo seco, de noviembre a abril, y el ciclo invierno o lluvioso, de mayo a octubre.
Sin lluvias
En la temporada seca y de acuerdo con la capacidad de los suelos para captar el agua se establece en distintas regiones del país la siembra de hortalizas, raíces y tubérculos, frutales, leguminosas (caraota, frijol) y oleaginosas (ajonjolí, girasol) e incluso cereales como sorgo, maíz y arroz bajo riego.
Con lluvias
El ciclo invierno, dado el alto nivel de humedad de la tierra, es la época de la producción cerealera por excelencia.
Arroz y maíz blanco y amarillo son los cultivos que ocupan gran parte de la superficie nacional de siembra, además de pasto, hortalizas, musáceas y palma aceitera.
En ambas temporadas hay cultivos permanentes o de ciclo largo, es decir, cultivos que una vez establecida la siembra permiten obtener varias cosechas. Es el caso del aguacate, el café, el cacao y la caña de azúcar.
Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanzas
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