La OTAN y Venezuela

Tres Senadores norteamericanos llegaron a Tallinn, Estonia, el martes pasado para reafirmarle a las naciones del Báltico que Estados Unidos permanecerá actuando en su defensa como miembro de la OTAN. John McCain, republicano de Arizona, Lidsey Graham, republicano de Carolina del Sur y Amy Klobuchar, demócrata de Minnesota se hicieron presentes para diferir de la posición de distanciamiento de la OTAN sostenida por presidente electo Donald Trump.

Mientras tanto Colombia, nuestro país vecino, sostiene una relación formal con la OTAN. El 6 de junio de 2013, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, firmó en Bruselas (Bélgica) con la OTAN un acuerdo de intercambio de información y seguridad, siendo el primer memorando de esta naturaleza que la Alianza suscribe con un país latinoamericano. La firma del acuerdo fue preparada por el exministro de Defensa colombiano, Juan Carlos Pinzón, y el comandante aliado, el general estadounidense Philip Breedlove, quienes dialogaron en ese entonces sobre cooperación en temas de seguridad.

En aquella oportunidad Pinzón y Breedlove abordaron asuntos relacionados con la construcción de integridad y transparencia en temas de seguridad, así como con el fortalecimiento de la cooperación de las Fuerzas Armadas de Colombia con este organismo multilateral y la experiencia que el país latinoamericano puede ofrecer en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.

En su momento fue blanco de críticas por parte de los gobiernos en la región ya que fue catalogado como el primer paso para que el país andino pasara a ser un miembro pleno del organismo y podría convertirse en una amenaza regional.

A Venezuela le toca esperar cual va a ser la posición de Trump una vez que asuma la presidencia. Trump puede reafirmar el compromiso de Estados Unidos con la OTAN y en consecuencia alinearse con Colombia o ser consistente con sus declaraciones e iniciar un proceso de alejamiento de Estados Unidos de la OTAN, derivando en un “no apoyo” a Colombia.

Cada una estas dos posturas producirán un efecto diferente en la economía venezolana, no solo en el intercambio comercial fronterizo entre ambos países, sino por las repercusiones regionales.

De allí que la estrategia primaria venezolana debe ser aumentar su productividad integral, fundamentalmente de PDVSA, y el auto abastecimiento de los productos estratégicos del pueblo venezolano. De allí que esta columna muchas veces se cierre con el broche de los CLAPS, instrumento clave que trasciende los objetivos para los cuales fue creado.

Pedro Luis Martín Olivares
Economía y Finanzas Globales

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